Nos reconocemos como miembros del cuerpo de Jesucristo, Y por lo tanto, hermanos en la fe, todos los que profesamos los mandamientos establecidos por el Espíritu Santo, en cumplimiento de la gran comisión dada por el señor:

Mt. 28:19-20; Mr. 16:15-20; Lc. 24:45-49; Jn. 20:20-23 y en Hch 2:38-39:

«Y Pedro les dijo: arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el señor nuestro Dios llamare.»

Hch. 8:16; Cf.: Hch. 10:43-48; 19:1-7.

Declaramos esforzarnos para guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz, profesando nuestra adoración a un Señor, poniendo en práctica una Fe y un Bautismo, ya que tenemos solamente un Dios y Padre de todos y en todos:

«Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.» (Ef. 4:3-6).

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